miércoles, 2 de septiembre de 2009

LA SOBERBIA: SU REMEDIO


Por: Pavlusha Luyando Joo
luyandojoo@yahoo.com
Lima-Perú

Debemos siempre cavar en el conocimiento de nuestras propias miserias y flaquezas. Sin embargo procuremos que al mirar nuestra realidad, no nos vengan tristezas, que nos ahoguen y nos paralicen.

Tristezas paralizantes: el mal del escrúpulo.
Reflexión de nuestras caídas y confianza en el Creador: peldaños para avanzar a la perfección.

Es necesaria la actitud reflexiva, y una tristeza templada. Nunca debemos parar en la reflexión; recordemos siempre que somos imperfectos y que tenemos una evidente inclinación hacia el mal .
Muchos que logran avances importantes en la contemplación y oración, fácilmente caen en la soberbia. Por ello es menester que siempre nos acordemos que fuimos en nuestra vida pasada y como Dios nos ha sacado de ella.

Muchas veces Dios nos escoge para determinado apostolado, no por nuestras grandes virtudes; sino para ayudarnos a redimirnos; para que de alguna forma “paguemos la factura pendiente”, de esa forma quiere que nos ganemos el cielo.
Por ello meditemos siempre y recordemos quienes hemos sido siempre.
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