La identidad biológica de la
persona (a propósito de la ideología de género)
Por: Pavel Korchaguin C.
de "Razón, Acción, y Contemplación"
Todos los seres humanos tenemos
una identidad biológica con la cual nacemos. Esta identidad biológica esta determinada
obviamente por nuestros genes. La genética proporciona las dos variantes distintas
de la persona: Hombre o Mujer.
El ser humano presenta 23 pares
de cromosomas en sus células somáticas, de ellos; solo un par son los que van a
determinar el sexo de la persona; un par de cromosomas “XX” en el caso de las mujeres y un cromosoma “X” e “Y” en el caso de los varones.
Esta diferencia es significativa,
ya que esta variante en este par de cromosomas, conlleva a desarrollar distinto
funcionamiento endocrino (hormonal), del sistema nervioso, distinta configuración
de algunos órganos y sistemas (sobre todo los encargados de la reproducción), que
van a influenciar en las respuestas del individuo ante el mundo exterior; es
decir sobre el comportamiento, la afectividad; etc. La educación, la cultura también influye en el
individuo, pero no es el factor único ni determinante en la tendencia sexual
del individuo.
En resumen, la identidad genética,
otorga la diferencia orgánica y de comportamiento frente al mundo concreto; eso hace distintos al hombre y a la mujer.
De esta forma se explica porqué de
forma instintiva, la afectividad es más marcada en las mujeres. Para la evolución
está afectividad es necesaria para proteger a los hijos, amamantarlos y darles el
primer cobijo seguro y exclusivo a la criatura, pues morirían sin ese primer
contacto. Los hombres no pueden parir, pero su desarrollo de la fuerza muscular
y su forma menos afectiva de reaccionar frente a un hecho están diseñados a
proteger a la mujer y al hijo.
Es decir frente a un mismo hecho,
la reacción entre el hombre y la mujer son distintas pero totalmente
complementarias. Lo que busca la evolución es básicamente perpetuar la especie
y se vale de la afectividad para ello.
El sello biológico
Este “sello biológico” de hombre y mujer nos marca para todo la vida,
en caso de ciertas anomalías de desarrollo de los órganos sexuales en recién
nacidos con genitales externos no definidos, el “sello biológico” está presente
en las células de la mucosa oral (cromatina sexual).
El estudio de la cromatina sexual,
nos permite identificar la presencia del cromosoma X para obtener el diagnóstico
de sexo en un individuo con anomalías del desarrollo sexual.
Por ello un hombre, nunca podrá
ser mujer, una mujer no podrá ser hombre, porque la genética así lo ha definido
y se expresa en una realidad: el cuerpo.
y.. ¡ qué pasa si una persona niega su realidad biológica?
Cuando una persona por distintos
motivos no acepta o niega su realidad biológica, se cataloga como un caso de disforia
de género (solía llamarse antes “trastorno de identidad de género”).
La idea de que el sexo o género es una cuestión maleable y que se
puede cambiar al antojo de la persona no es verdad. No es negar la humanidad de
la persona que afirma sino es afirmar que esa persona no es del sexo que dice
ser, la genética lo confirma.
Negar la realidad objetiva que nos muestra el cuerpo, es no reconocer que el sistema endocrino, los rasgos físicos,
los componentes sanguíneos, los cromosomas son de hombre o de mujer. No se
puede modificar la biología simplemente porque la persona niegue su realidad, querer
modificar la biología es, por decirlo de alguna manera; una ilusión.
“Yo soy libre de elegir”
Bajo los conceptos de “libre
elección” o “derecho a ser lo que yo siento”, no habría ninguna forma de cuestionar
el que un muchacho que tiene 20 años afirme que tenga 60 porque se “siente así”
o viceversa, ya que la realidad es
patente en los signos del cuerpo, la piel envejecida, las canas, la voz, la
memoria. Si lo aceptáramos como algo correcto, estaríamos probablemente encubriendo
un problema de índole psiquiátrico. No se puede cambiar mágicamente o por
voluntad la realidad biológica.
Hacer legal los argumentos de la
ideología de género, como algunos países
sobre todo del primer mundo, no le otorgan a estas afirmaciones categoría de
correctas. Si solo lo legal sería el argumento para validar algo, entonces los
campos de concentración, las esterilizaciones forzadas y otras atrocidades que ha realizado el
hombre a través de la historia estarían plenamente justificados.
El problema de los que no se
sienten a gusto con su sexo biológico, no se acaba legalizando los argumentos
de la ideología de género, ya que de hecho tienen un problema aún sin resolver;
el rechazo a su identidad, la negación de la realidad.
Lamentablemente no hay una respuesta
definitiva para explicar el fenómeno del rechazo a la propia identidad, pero sabemos que existen múltiples causas
que podrían conllevar a ello, sobre todo pesaría más los impactos sobre la
afectividad del individuo (traumas de la niñez o en la adolescencia, abandono
afectivo de los padres, conductas de riesgo, sobreprotección y otros factores).
No hay ninguna evidencia científica que respalde que los individuos con tendencia homosexual hayan nacido
así (Paul McHugh Lawrence Mayer, psiquiatras de la reconocida Universidad de
Medicina John Hopkins). Es decir las valoraciones hormonales, genéticas,
endocrinas, incluso histológicas, no han demostrado que la homosexualidad sea
innata; es decir que pertenezca a la naturaleza del individuo); sino más bien todo
indicaría que se trata de una conducta aprendida.
Lo objetivo es lo objetivo, no nos queda más que decir,
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