REFLEXIONES DE UN DOCENTE
UNIVERSITARIO
Por: Pavlusha K. Luyando Joo
luyandojoo@yahoo.com
Tengo varios años de docente universitario en la
facultad de medicina, y a lo largo de ellos he ido observando ciertos aspectos que han ido cambiando en el
pensamiento del estudiante de medicina.
Los jóvenes que ingresan hoy a
las aulas universitarias tienen una preparación en cuanto a conocimientos
generales muy vasta; sin embargo no lo mismo sucede en el aspecto moral,
formativo y humano. Es decir hoy observamos numerosos universitarios con una hipertrofia
en la dimensión intelectual en desmedro de la formación humana, tan necesaria en todas las profesiones; sobre todo las del campo de
la salud.
Todo ello conlleva a que les sea
muy difícil tener una visión profunda de las cosas, la reflexión no es el
fuerte del estudiante de hoy. Esto podría ser muy peligroso sobre todo cuando
se trata de situaciones límites en donde es preciso ejercer con profundidad el
ejercicio de la razón.
Con marcada probabilidad, esta
carencia de mirada profunda de los fenómenos, hace que sus criterios sean muy
influenciables; sobre todo por las redes sociales –hoy en boga-; por cualquier
titular impactante de los medio de comunicación
o tal vez por algún discurso impactante que escucha.
Las redes sociales son el
fenómeno más influyente de los últimos tiempos, caracterizadas por la poca
profundidad de sus publicaciones, en donde predomina lo breve y lo emotivo. En
definitiva influye en el pensar y el actuar de la persona que está expuesta de
forma crónica a las mismas.
Hoy más que nunca el hombre tiene facilitado el acceso al
conocimiento gracias al internet, pero hoy en día le cuesta más difícil
discernir sobre los aspectos ético-morales cuando lleva a la práctica los
conocimientos adquiridos.
En cuanto a la medicina; no se
debería concebir a un médico formarse únicamente en cuestiones técnicas
vinculadas a la profesión; sino más bien procurar que se forme también en
humanidad, moral, principios. Hoy en la medicina
predomina la corriente del aprendizaje técnico, olvidándose del aprendizaje en
principios ético- morales.
El principal problema es que el
mundo moderno relativiza todo, y cuando hablamos de ética, de principios hay
cuestiones que no se pueden dejar al relativismo o al “libre criterio”, sobre
todo cuando en medicina hablamos de la vida de un embrión, de un anciano, de un
enfermo terminal, es decir de salvar una vida.
La ciencia a través de la técnica
puede hacer muchas cosas asombrosas; pero ¿es ético que el hombre de ciencia
haga lo que quiera con ella?
Si al joven estudiante de
medicina no se le forma en principios le será muy difícil entender en toda su
dimensión lo que significa salvar una vida..