Por: Pavlusha K. Luyando Joo
Cuando los padres han sido verdugos y se ha vivido el abandono afectivo, cuando no se ha recibido amor de sus semejantes, el corazón se llena de odio. De esta forma empieza el odio a todos y a todo.
Los que odian, son proclives a aceptar ideologías cuyo contenido es odio: Marxismo (lucha de clases), ideología de género (el hombre vs la mujer), terrorismo, fascismo, ideologías pro-aborto (eugenesia) y un largo etc. Estas son las ideologías surgidas por el resentimiento.
El común denominador de todas estas ideologías es el uso de la violencia, y el del “fin justifica los medios”. La retórica de los que están a favor de estas tendencias siempre es beligerante y amenazadora, hasta en el lenguaje y expresión se evidencian.
El hombre al que Dios no sana su odio termina por proyectar este sentimiento malo en todo lo que hace; pero para ello primero hay que reflexionar en un profundo examen de conciencia la razón de nuestro actuar y del origen de nuestros pensamientos.