lunes, 3 de septiembre de 2012

LA GRAN PREOCUPACIÓN: GENERAR CULTURA DE VALORES

LA GRAN PREOCUPACIÓN: GENERAR CULTURA DE VALORES
Por: P. Luyando Joo
Lima-Perú
luyandojoo@yahoo.com

“No todas las expresiones de un hombre o de una sociedad pueden calificarse como cultura. Si la sociedad pasa por una crisis de valores difícilmente sus expresiones podrían ser culturales. Se podrían calificar más bien como de una falta de cultura”.

Para que se algo sea catalogado como cultura debe tener calidad y valor estético. En la actualidad se ve un rechazo a los valores culturales históricos, se ataca el bien y la verdad y se quiere poner de relieve una subjetividad que renuncie a definiciones precisas (relativismo), como por ejemplo el de considerar a la familia tradicional, al matrimonio entre varón y mujer, la disciplina, el sacrificio por el prójimo, la religiosidad; etc, como “pasados de moda”

Cuando la sociedad relativista minimiza los compromisos del hombre, en cuanto al compromiso de buscar el bien sobre todas las cosas, conlleva a una actitud de no querer mirar lo que está mal, y se convierte en un peligro para sí mismo y para la sociedad. Corre el riesgo de aceptar cualquier idea venga de donde venga en aras de su libertad, lo que conlleva a seguir un camino sin un punto de referencia claro, lo que ocasiona la debacle social, pues los individuos de una sociedad que no tenga brújula caminan perdidos, no tienen ideales altos y son mas manipulables, presa fácil de cualquier ideología, aunque esta lo conlleve a la nada. Un ejemplo de ello es la tácita aceptación por parte de la población, que a través de los medios de comunicación: radios, periódicos, televisión; etc, se ofrezca material poco educativo y hasta inmoral en determinados casos

A toda persona se le debe formar con claridad en las nociones del bien y del mal. No puede haber cultura sin los valores que elevan el espíritu y las facultades humanas, no puede ser cultura lo que denigra al hombre o empobrece su esencia. Si se tuvieran estos principios claros; no permitiríamos que pulule material denigrante. La crisis de valores que hoy sufre nuestra sociedad, ocurre entre otras cosas por no hacer nada para hacer frente a la cultura de antivalores.

La educación debe asegurar una formación rica en interioridad, para que el individuo pueda discernir claramente entre el bien y el mal. Una educación que no señala el camino correcto es un remedo de pedagogía y formación. Se debe de educar no solamente describiendo fenómenos, sino también induciendo a la reflexión, al discernimiento entre lo correcto y lo incorrecto.

Todas las personas deben dar prioridad a la formación moral, no es correcto pensar que solo basta la preparación técnico-intelectual; hoy vemos que el problema moral recae incluso en profesionales y personajes de nivel económico alto.

La cultura no es entretenimiento de la persona, sino mas bien el cultivo de la persona para convertirla en una de calidad. La base de los ambientes son las virtudes humanas. Las virtudes son el eje fundamental para convertirnos en verdaderas personas. Todo proyecto educativo serio tiene base la formación en valores, este es el objetivo de la verdadera educación: forjar buenos ciudadanos para hacer una sociedad mejor.

Cada vez se hace más difícil encontrar educadores que no sean permisivos, educadores que sean capaces de hacer una valoración correcta de lo que está bien y lo que está mal. Más bien sobreabundan aquellos que no quieren tocar “temas difíciles”, como los relacionados con la sexualidad, prefiriendo la inhibición.

Las virtudes son las que ayudan a desarrollar las capacidades intrínsecas de todo ser humano. Pero es necesario ejercitarlas en uno mismo primero para poder enseñarlas. Es decir no puedo enseñar honestidad, responsabilidad o respeto, si es que no he aprendido a practicarlas en mí mismo.

El ejercicio de la docencia es una de las profesiones más importantes que existen, porque permite formar a los futuros líderes, a los que alguna vez conducirán una familia, una organización o un país, de eso ello depende el fututo de una nación. Por ello el que enseña debe discriminar lo correcto de lo incorrecto, debe ser una persona de reflexión constante, que tenga una sólida cultura de valores y un buen soporte académico, de esa forma su mensaje tendrá más impacto en aquellos que lo escuchen.

Bibliografía:

M. Tamayo “Educación en Ciernes” ed. Mar adentro 2007
H. Bojorgue “Educar a los niños en la virtud”. Conferencia para matrimonio. Uruguay 2009
D. Goleman “Inteligencia Emocional”. Ed J. Vergara. Buenos Aires, Argentina
J.P. II “Familiaris Consortio”. Documento Pontificio. Vaticano 1981


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