lunes, 9 de junio de 2008

La angustiosa angustia

La Angustiosa angustia
Extractos del libro Del sufrimiento a la paz del P. Larrañaga
Modificado por Dr. Pavlusha K. Luyando Joo

El hombre medieval vivía afirmado sobre un sistema establecido de seguridades; este sistema estaba constituido por una visión sobre el hombre y su destino y, en general, por una forma de ver la vida: La Fe Cristiana.
A partir del renacimiento esta forma de ver la vida se fue desmoronando lentamente, y por ende, las escalas de valores y el sistema de seguridades. Mientras se consumaba este derrumbe, el espectro de la angustia fue paralela y simultáneamente, poblando las entrañas de la humanidad.
¿Acaso no existía la angustia en épocas anteriores?
Probablemente no en la proporción de los tiempos modernos; pero existía, aunque amortiguada y absorbida por las creencias de la Fe.

El hombre al renegar de la Fe, decidió ir por el camino del libre albedrío y al esfumarse el sistema de seguridades, el hombre se ha encontrado desplumado e indigente frente a un abismo absurdo, nausea, nada; en suma., la angustia. ¿De que le ha servido ir al hombre por su propio camino?.Podemos afirmar que el subproducto más característico de la modernidad es la angustia. Si asomamos por un momento a los horizontes de la música, filosofía, poesía, teatro, cine, literatura en general; nos encontraremos que el hombre moderno en todas sus expresiones se identifica con la angustia o soledad.

Las fuentes del mal

La angustia puede tornarse en una situación habitual. Mas aún, si los desafíos de la vida se suceden unos tras otros. Esta es la situación del hombre actual: Demasiadas flechas impactadas en el mismo blanco: demasiados estímulos al mismo tiempo sobre el sistema nervioso.
De esta forma el hombre se siente más que herido; ahogado. Hay dos formas fatales que son las madres naturales de la ansiedad: la rapidez y la productividad. Tanto vales cuanto produces. Hay que tener en cuenta que productividad no quiere decir sentirse pleno y realizado, sino rendimiento contante, sonante y tangible.
Al hombre se le mide por la capacidad de rendimiento; y él, a su vez valora la vida por el rendimiento que le reporta.
A cualquier profesión se le exige un máximo de productividad, algo que pueda disfrutar ahora mismo. Existe una Psicosis de la prisa. En la escala social de valores, un fracaso económico es peor estigma ante la sociedad que, por ejemplo, el fracaso matrimonial. Por eso más que tener; lo que hoy interesa, es parecer lo que se tiene.
Por ello el hombre ante este mal, busca adormecerse de diferente forma; juerga de fin de semana, sexo, drogas, juego de azar; la cual le da la sensación artificial que su cuerpo demanda en el momento: anestesia a sus sentidos. Sin embargo al pasar los efectos de estos adormecedores; la persona vuelve a la misma triste realidad con el agregado de un gran sentimiento de culpa.

Por ello es necesario poner frenos a esta loca carrera que lleva a un gran sinsentido, a un sentimiento de infelicidad muy grande. Dice el dicho popular: “quien corre a cien por hora y sin frenos termina por estrellarse”.
No es casual que una gran parte de las patologías que ven los médicos tiene que ver con la angustiosa vida acelerada de la persona.
El ritmo de vida acelerada y en exceso materialista, probablemente sería el responsable de los cuadros de ansiedad que luego acaban en depresión, que de forma alarmante aumentan día a día.

Preguntas
1. ¿Come usted rápido?, explique porque ¿Cuánto tiempo se demora?
2. ¿Camino Ud. rápido? explique porque
3. ¿Habla Ud. rápido? explique porque
4. ¿Mira la hora a cada momento? explique porque
5. ¿Se angustia cuando se le pasa la hora? explique porque
6. ¿Quiere hacer Ud. varias cosas al mismo tiempo?, explique porque
7. ¿De que se ha dado cuenta?
8. ¿Qué haría para revertir tal situación?

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