LA EDUCACION EN EL HOGAR PARA
EVITAR CONDUCTAS DE RIESGO
Por: Pavlusha K. Luyando Joo
Lima Perú
La familia es el lugar más seguro
en que puede desarrollarse un ser humano en sus primeros pasos por este mundo. El
ser humano es uno de los pocos seres en la naturaleza que necesitan protección
en sus primeros años de vida; sin esta protección el hombre simplemente moriría.
El hogar le da al recién venido
al mundo la protección necesaria y le proporciona el afecto para que su
desarrollo psicológico sea normal.
El hogar propicia la transmisión de
valores, la cultura, las costumbres y tradiciones de una comunidad a través de
la familia. A través de la enseñanza en el hogar se transmite la Fe, que forma parte
de la cultura del colectivo familiar y de la nación.
La interacción con los miembros
de la familia permite desarrollar la dimensión social, fortalece los vínculos
solidarios, de ayuda recíproca, de tolerancia, de liderazgo.
El significado de compartir se
aprende en primer lugar en la familia; así como los límites que hay que tener. También se aprende a conocer los riesgos por la experiencia vivida de los mayores. En
la familia se aprende el significado práctico del amor y del perdón.
La familia prepara para los
momentos difíciles, los miembros de la familia transmiten la fortaleza necesaria para los duros
momentos. La tristeza es más llevadera cuando hay apoyo familiar, cuando llega la
crisis económica o la enfermedad.
La familia por ello es el núcleo
fundamental de toda sociedad humana.
Sin la familia el ser humano no
hubiera podido existir sobre la tierra, los continentes no se hubieran poblado.
Sin familias se extinguiría la
humanidad, no hubiera mano de obra que trabaje la tierra, no aparecerían mentes
talentosas que aporten al desarrollo de la humanidad. La humanidad sin nuevas generaciones
sucumbiría de soledad. El hombre solo sobre la tierra, no podría amar, ni dar
ni poder recibir, ni entregar.
Casi todos los problemas humanos de
nuestro tiempo pueden reducirse a un problema de educación que ha empezado en
la familia, por ello los padres tienen la obligación de formar un ambiente
familiar que favorezca la educación individual y social de sus hijos.
La educación de la inteligencia,
es relativamente fácil. Pero la formación de actividades morales, estéticas y
religiosas es muy difícil. La influencia del medio sobre estos aspectos es muy
sutil. Nadie puede distinguir el bien del mal o la belleza de la vulgaridad
siguiendo un curso. La belleza y la mística se aprenden cuando se halan en nuestro
ambiente y forman parte de nuestra vida diaria (Carrel , la incógnita del hombre).
Los hombres útiles son aquellos
que están dotados de capacidades intelectuales, morales y orgánicas. El
equilibrio de estas capacidades debe ser el objetivo de la educación en el
hogar.
Los eruditos; artistas, filósofos
se caracterizan por haber hipertrofiado solo una dimensión humana. Rara vez son
equilibrados. Esa falta de equilibrio, genera consecuencias sobre la
personalidad, pero muchas veces esa característica desordenada puede producir
una influencia negativa sobre la sociedad.
Una educación autoritaria puede tener
consecuencias en la personalidad
La historia es testigo de
personajes como Hitler, Lutero, terroristas y dictadores; que al recibir una educación
autoritaria o carente de afecto, volcaron sus odios y resentimientos en la estructura
social que les toco dirigir en su papel de líderes.
Una educación orientada a que los
hijos hagan lo que les plazca también es negativa
Aristóteles decía: “la permisividad produce malvados” y
eso es lo que ocurre si es que pasamos al otro extremo y dejamos que ellos hijos
hagan lo que se les plazca.
Un individuo abandonado a sus
impulsos, se convierte en un tirano incapaz de tener dominio de sí. Será presa
del instinto sexual, de la ira o la pereza.
«Estos niños de ahora no conocen
el respeto», «qué maleducados son» … Desafortunadamente, comentarios como estos
se escuchan con frecuencia.
Es un hecho que se le ha restado
importancia al tema de sobre que educar, y las consecuencias son lamentables, algunos padres
han relegado a un segundo plano este aspecto de la educación. Si el niño no
saluda, es porque "es tímido". Si salta encima del sillón, se debe a
que "es tan alegre y tan llena de energía". Cuando se abalanza sobre
la comida es porque "por suerte es buena para comer". Y si se niega a
cumplir una orden, la razón es "que tiene mucha personalidad"».
Hoy hay mucha confusión, se tiene
la idea de que los niños tienen que ser auténticos, espontáneos, libres como
sea. No es que los padres no quieran enseñarles buenos modales, sino que hoy no
existe conciencia de que se deben enseñar.
Es necesario entonces, establecer
una gran diferencia entre la naturaleza infantil y el mal comportamiento en
los niños. la buena educación busca que el niño interiorice el comportamiento
social que será determinante en su futuro. Asimismo, las buenas maneras van
mucho más allá de unas “simples normas de etiqueta”; son una expresión de
valores tan importantes como el respeto, la obediencia, amabilidad,
reciedumbre, tolerancia; lecciones que se brindan en la familia, sin duda.
En la actualidad es
importantísimo que los padres eduquen en la formación de la conciencia de sus
hijos. Una conciencia bien formada permite andar en la verdad y previene
conductas de riesgo. Por ello es preciso que los padres estén convencidos de la
importancia que tiene la rectitud de conciencia.
Debemos enseñar que no se puede
justificar el mal para obtener un bien, que el fin no justifica los medios. Que
debemos tratar a los demás como nos gustaría que nos trataran. La formación en
la conciencia permite, mirar nuestros propios actos y corregir lo que esté mal.
Educar la conciencia tiene como objetivo
abrirse a los valores asimilándolos como propios, percibiendo el bien
y el mal como algo por hacerse o evitarse. También fortalecemos en influjo de
la conciencia sobre la voluntad, llevando a la persona a hacer el bien y evitar
el mal.
Formamos la conciencia para que
los hijos puedan discernir sobre la bondad o maldad de los actos y ponerlos en
práctica.
“Para ayudar a nuestros niños y jóvenes a adquirir una recta conciencia
debemos animarlos y ayudarles a estudiar nuestra doctrina católica, los
evangelios, documentos y orientaciones de la iglesia de una manera constante.
También debemos ayudarles y animarlos a reflexionar antes de actuar, pensando
siempre en lo que están haciendo, en por qué lo están haciendo, en las
consecuencias que ello puede tener para ellos o para los demás, en la manera
como se sentirán después de hacerlo”. (Carmina García LD)
Así También hay que enseñarles a
no guiarse por instintos, por modas; sino por convicciones altas,
independientemente de lo que los otros digan o hagan.
Debemos promover en ellos la
virtud de la sinceridad, para que sean capaces de llamar a las cosas por su
nombre, ante ellos mismos, ante Dios y ante quien dirija su alma.
Los problemas
de conducta se inician en el campo de la conciencia, cuando se empiezan a
encontrar justificaciones fáciles para no hacer el bien o para hacer el mal.
Debemos enseñar a nuestros hijos
a nuestros hijos a obrar siempre de cara a Dios con el único deseo de
agradarle, sin utilizar otros criterios de aceptación social para justificarse.
Una educación sin Dios, es la
puerta libre para que el hombre sea dominado por sus deseos y sus más perversas
inclinaciones.
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