Activismo y Silencio
Lima-Peru
A veces los cristianos
confundimos activismo con espiritualidad, dos palabras con significados
distintos y complementarios al mismo tiempo. Por lo general, es el activismo lo
que ocupa mayormente las actividades del cristiano en la parroquia en desmedro
de su espiritualidad.
El activismo se puede definir
como la dedicación intensa a una acción determinada. En el activismo la
estimación primordial es la acción.
Los conceptos de “éxito”, “emprendimiento”,
“productividad” y otros más, incentivan a pensar que para el individuo son
obligatorias la hiperactividad y las
ocupaciones sin fin; visión diseñada a procurar beneficios materiales. La pausa
reflexiva, la contemplación, la vida religiosa; Incluso la vida familiar son
consideradas pérdida de tiempo “porque son improductivas”.
Esta visión se ha venido
filtrando durante años en los ámbitos cristianos y se ha pretendido introducir
a la vida pastoral estos conceptos, prácticamente sin resistencia alguna. Esto
ha tenido como resultado, -en los ámbitos católicos-, una especie de fe light o
algo por el estilo, que se caracteriza por la poca profundidad en las intervenciones
pastorales.
Sin una vida espiritual
coherente, sin momentos de oración y contemplación; es decir sin pausas de Fe;
no habrá profundidad ni inspiración y no habrá frutos verdaderos por más que se hagan mil actividades
pastorales.
El fruto lo recibimos del
altísimo en los momentos que nos entregamos en la capilla frente al sagrario,
en la oración personal, en la tarea que recibimos en el silencio. Porque en el
silencio se escucha mejor la voz de Dios.
En estos tiempos debemos conjugar
la acción y la contemplación, pero nuestra primera tarea debe ser recoger "ese esencia fundamental" en la oración, que no es más que la verdad de Dios.
Durante siglos, la oración y la contemplación
han sido las herramientas fundamentales del católico, de allí que el impacto de las acciones hasta ahora es enorme sobre las conciencias.
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