Lima-Perú
El delito no lo quitan los hábiles abogados ni las leyes creadas para tapar lo injusto. No hay peor cárcel que el cargo de conciencia. Mal hacen los que encubren a los malvados; pues los condenan a llevar las cadenas más pesadas que tiene el hombre; las cadenas de la conciencia.
El arrepentimiento es la medicina de la conciencia. Se puede evadir la justicia humana de alguna forma, pero la condena de la propia conciencia siempre queda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario