EL EXCESO DE CONFIANZA EN SI MISMO
Por: Pavlusha K. Luyando
Lima-Perú
El fruto prohibido del paraíso radica en que la persona confía más, en sus propios medios (valores, seguridades, valores, pensamientos) que en Dios. En otras palabras es la falta de Fe o exceso de confianza en uno mismo.
Todo ello puedo conducir a la creencia que Dios no es necesario para nuestras vidas, y al prescindir de Él, empieza un fenómeno de sobrevaloración de lo que hacemos, de esta forma se pierde objetividad sobre nuestra verdadera capacidad. Esta sobrevaloración tiene una consecuencia desastrosa sobre uno mismo, porque nos hace ciegos hacia nuestros defectos y a lo que verdaderamente podemos hacer.
Por ello es muy peligroso que una persona que encabeza un grupo de apostolado religioso o algún laico común y corriente confíe más en sus habilidades que en Dios. La probabilidad que cometa errores confiando mas en sus propias habilidades será muy alta.
Podríamos citar ejemplos de grandes caídas de diversos personajes y naciones debido a su sobrada confianza en sí mismos: Napoleón y Hitler por ejemplo se consideraban invencibles, la gran decadencia económica y moral de los países del primer mundo se debe al concepto de que el hombre puede alcanzar la cumbre de la solo, sin Dios (sin moral). Hace poco vimos como se hundió el Trasatlántico Costa Concordia en Italia que nos hace recordar el hundimiento del Titanic con la misma tácita consigna: “NI Dios va a hundir esta nave”.
Parece que el hombre cuando algo le sale bien, comienza a creerse dios y empieza a prescindir del Dios verdadero.
Por ello los más crueles asesinos y dictadores, los que se dedican a la explotación de las personas, los profesionales de la salud que se dedican a los abortos, los líderes de las naciones más belicosas, los que proclaman la inmoralidad como libertad, tienen que prescindir y renegar de Dios para que pueda cuadrar su paradigma, o bien crean un dios para que encaje en su visión: un dios vengativo, resentido, o bien que tolere todas la injusticias e inmoraliades.
Dios es el bien supremo, el que prescinde de Él, está confundido…
